El entrenamiento a padres en niños con problemas de conducta

 Los problemas de comportamiento infantil pueden representar un serio desafío a las familias, escuelas y sociedad, ya que una vez establecidos, tienden a persistir y la falta de tratamiento los multiplica, intensifica y diversifica con el tiempo.
Este hecho puede situar al niño en riesgo de fracaso académico, aislamiento social y rechazo por parte de compañeros. Asimismo, incrementa la probabilidad de deserción escolar, alcoholismo y abuso de drogas.
Por otra parte, los padres de niños con problemas de conducta, tienden a etiquetar la conducta infantil como desviada y es más probable que respondan a la conducta positiva y neutral de sus hijos de manera negativa. Se ha demostrado, además, que estos padres inician menos contacto social cuando sus niños están involucrados en actividades solitarias e invierten menos tiempo en juegos cooperativos y actividades conjuntas, que los padres de niños “normales”. Además, la probabilidad de que los padres respondan a la conducta infantil inadecuada con castigos o ignorándola, es alta y asimismo, no intentan emplear otro tipo de estrategias disciplinarias. Por otra parte, son inconsistentes en hacer cumplir las normas e instrucciones y es más probable que respondan a las protestas del niño y a su conducta inadecuada de la misma forma o cediendo ante ésta.
Por lo anterior se sostiene la  hipótesis de que cuando los padres son entrenados para implementar estrategias de cambio conductual, mejoran sus interacciones y por lo tanto, el ajuste social y emocional del niño.
Al respecto, los padres son capacitados para mantenerse firmes al enfrentar los intentos coercitivos del niño con la finalidad de no reforzarlos y se les enseñan técnicas de manejo de contingencias no corporales, como el tiempo-fuera, para reducir la conducta aversiva infantil. Además de alterar las contingencias para reducir las conductas no deseadas, la aproximación conductual emplea técnicas de manejo de contingencias para incrementar la frecuencia de las conductas apropiadas. Por ejemplo, además de enseñar a los padres a reducir el reforzamiento de conducta negativa, también se les enseña a incrementar el reforzamiento social para las conductas positivas. Este procedimiento ha tomado la forma de “pescar al niño portándose bien” con el fin de reforzar esas conductas.

Publicado por Psic. Gerardo González Guadarrama

Lic. Psicología Educativa, Universidad Pedagógica Nacional Ajusco. Maestría en Psicología, Fes-Zaragoza UNAM.

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