Actividades para la lectura

Se ocupa de desarrollar la conciencia de las palabras, el reconocimiento de la palabra y la lectura final de oraciones.  El otro, de la distinción e identificación de las letras.  Una vez el niño domina el alfabeto hasta el punto de saber deletrear con soltura las palabras, los dos aspectos de la enseñanza se combinan en unos ejercicios de lectura basados en analogías ortográficas.  En beneficio de una mayor claridad de exposición, la secuencia de los ejercicios que se ocupan de las palabras se presenta separadamente de la secuencia centrada en las letras, si bien ha de entenderse que las dos se enseñan simultáneamente, dedicándose una parte de cada período a ejercicios de palabras y otra a trabajar con el alfabeto.
Aparte del equipo usual consistente en pizarra y tiza, el material necesario para la primera parte del programa de lectura se compone de una cartulina con el alfabeto y un conjunto de cartulinas para presentar letras y palabras.  La cartulina del alfabeto puede estar impresa en un trozo de cartón de 60 centímetros cuadrados, con las letras dispuestas siguiendo la estructura de la canción del alfabeto.
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Para las cartulinas de palabras y letras podrán servir las fichas corrientes de archivo de 12,5 x 20 cm o de 10 X 15 cm.  Se estropean fácilmente y exigen su sustitución, pero esto evita que el niño aprenda a reconocer las palabras o las letras por las irregularidades que pueda presentar una ficha.  Las letras deberán estar trazadas en las cartulinas mediante un rotulador o un lápiz que no deje rastro en el reverso de la ficha.
Conciencia de la palabra y reconocimiento de la misma
Emisión de palabras aisladas
Pese a que haya niños que se expresan mayormente a través de la emisión de palabras aisladas, normalmente no tienen la costumbre de tratarlas como cosas diferentes, susceptibles de ser aisladas de un contexto más amplio.  La escritura de palabras que, los niños voluntariamente ofrecen ayuda a establecer la identidad distintiva de las palabras y generalmente despierta el interés del niño por la palabra.
1. Se escribe en la pizarra la palabra PAN.  Se explica la regla: «Esto es una palabra», seguida de la frase: «Es la palabra PAN».  Se insiste en que los niños den frases completas y en que establezcan el sentido de dichas frases por medio de preguntas. «¿Es ésta la palabra SILLA?… ¿Es ésta la palabra BOTELLA?… [etc., acompañando las palabras con el gesto].»
2. Se invita a los niños a que indiquen la siguiente palabra que hay que escribir.  Para el caso de que no ofrezcan sugerencias, convendrá tener preparada alguna palabra. «¿Qué os parece PELOTA? ¿Queréis que escriba la palabra PELOTA?» Después de unas cuantas sugerencias, es muy probable que los niños comiencen a apuntar alguna palabra de su propia cosecha.  No se escribirán más que cuatro o cinco palabras al día, entreteniendo las nuevas solicitudes de palabras con la promesa de que se escribirán otras más al día siguiente.
3. Se escribirán las palabras en sitios diferentes de la pizarra.  A medida que se vayan añadiendo nuevas palabras, se repasará la identificación de las palabras ya escritas. «¿Ésta es la palabra PAN?… No, ésta es la palabra PELOTA. ¿Dónde está la palabra PAN?… Aquí está la palabra PAN.» Con todo, es preciso no sobrecargar excesivamente el ejercicio tratando de que los niños memoricen toda una pizarra repleta de nombres.  Podrían retenerlos, pero quizás esto les llevase a depender excesivamente de unas pistas de localización en la identificación de las palabras.
4. Una vez los niños hayan adquirido una cierta habilidad en la formación de palabras, se les hará una demostración de cómo confeccionar una palabra.  Se cuelga de la pizarra la cartulina en la que figura el alfabeto. (Es de presumir que se habrá comenzado ya a trabajar con letras, según se indica en el apartado siguiente).  Se darán las explicaciones a medida que se vayan escribiendo las letras: «Voy a escribir la palabra ARMA.  Empiezo con la letra A, la escribo aquí».  Se hace la misma demostración con cada letra, señalando con el dedo cada una de las letras del alfabeto de la cartulina al copiarla.  Después se revisa la identidad de la palabra entera.
5. Se pide la colaboración de un niño, para que la letra con el dedo, mientras se copia en la  pizarra. Se dedican unos cuantos minutos cada día a esta clase de ejercicios durante una o dos semanas y, después, se vuelve ocasionalmente a ellos para recordar a los niños que es posible escribir cualquier palabra.
Ejercicios con la situación de las palabras
Se entiende que estos ejercicios cumplen dos funciones: 1) imbuir a los niños de la idea de que las palabras transmiten una información, que «dicen algo» y 2) enseñarles a reconocer si dos palabras son o no iguales.  Esto son pasos importantes, pero muy limitados, y no se proseguirán los ejercicios sin que los niños hayan cubierto estas fases ya que, de prolongarse demasiado, estas actividades originarían una concepción estrecha de las palabras y del significado de las mismas.
1. Se presentan unas cartulinas de 12,5 X 20, cm, cada una de ellas con el nombre de un objeto y provista de un trozo de cinta adhesiva que permita adherirla al correspondiente objeto.  Se dirá: «Esta cartulina lleva escrita una palabra.  La palabra es PUERTA».  Se identificarán rápidamente por el mismo procedimiento unas cinco palabras más, fijando cada una de las cartulinas sobre la pizarra.
2. Se hace una demostración poniendo la palabra en el sitio que le corresponde. «Pista es la palabra PUERTA.  Vamos a situarla en el sitio que le corresponde.  Le corresponde la puerta.» Se coloca la cartulina adherida a la puerta y se hace que los niños contesten las preguntas siguientes: «¿Qué palabra es ésta?» y «¿A qué sitio corresponde?».
3. Se establecerá un turno para cada niño en lo tocante a situar una palabra diferente, exigiendo de él que conteste a las preguntas anteriores.
4. Una vez situadas todas las palabras, se hará que cada niño lleve a la técnico-instructora una palabra dada, distinta de la que ha colocado antes en un sitio determinado.  Se hará que identifique la palabra y su situación, ambas antes y después de ir a buscar la cartulina con la palabra.
 5. Una vez los niños dominen este ejercicio (lo que ocurrirá generalmente al cabo de uno a tres días), se pasará, de identificar directamente las palabras a hacer la identificación dependiente desemparejar la palabra de la cartulina con una palabra de la pizarra.  Se colocan dos cartulinas con sus palabras en la pizarra.  Se escribe una de las palabras en la pizarra con caracteres del mismo tamaño que los de la cartulina.  Se repasa la frase: «Esto es una palabra» para cada una de las tres palabras.  Después se presenta la regla: «Si todas las letras son iguales, las palabras son iguales», haciendo que los niños practiquen la repetición rítmica de esta frase y la inversión de la misma: «Si todas las letras no son iguales, las palabras no son iguales».
6. Se hace una demostración de la manera de comprobar si las letras son iguales.  Se coloca la tarjeta que hay que emparejar debajo de la palabra escrita en la pizarra y, procediendo de izquierda a derecha, se van comparando todas las letras una por una. «¿Son estas letras iguales?… Sí.» Por tanto, se llega a esta conclusión: «¿Son todas estas letras iguales?… Sí, todas las letras son iguales. ¿Qué regla tenemos?».  Utilizando la otra cartulina de palabras, se demuestra que no son iguales las palabras (de la pizarra y de la cartulina).
7. Se practica en relación con las frases finales: «Dime algo sobre estas palabras.  Estas palabras son [o no son] iguales».  Después, sin que medie una explicación, se añade una segunda parte a cada frase. «Estas palabras son iguales.  Esta es la palabra MESA, por consiguiente esta otra también es la palabra MESA.» También: «Estas palabras no son iguales. Ésta es la palabra MESA, por consiguiente, esta otra no es la palabra MESA».
8. Se finaliza con la frase en sentido positivo: «Pista es la palabra MESA; por tanto, ésta es la palabra MESA».  Se coge la cartulina. «¿Qué palabra es ésta?… Por consiguiente, ¿dónde debe ir?» Después se hará colocar la palabra a un niño, como en el ejercicio anterior.
9. Se sustituye la palabra por otra y se repiten todos los pasos, del 5 al 8. Una vez se ha dominado el ejercicio, se sitúan más de dos cartulinas de palabras a la vez.  Se identifica la palabra de la pizarra antes de empezar.  Una vez se ha comprobado que hay una o dos palabras no iguales, se dice: «Vamos a tratar de encontrar una palabra igual».  Si un niño localiza la palabra adecuada, se hace la comprobación igual que antes, recorriendo la serie completa de frases y después se deja que el niño que ha localizado la palabra sea quien la sitúe.  Muy pronto los niños estarán en condiciones de localizar de inmediato la palabra correcta.  Una vez alcanzado este estadio, se cesará en la práctica de este ejercicio.
10. Mientras los niños practican el emparejamiento de palabras, se cambiarán una o dos palabras cada día, para que no se acostumbren a distinguir simplemente entre un conjunto determinado de palabras específicas.

Publicado por Psic. Gerardo González Guadarrama

Lic. Psicología Educativa, Universidad Pedagógica Nacional Ajusco. Maestría en Psicología, Fes-Zaragoza UNAM.

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