Se llama autocontrol a aquellas conductas en las que un individuo se ocupa deliberadamente para lograr resultados seleccionados por él mismo. El individuo mismo escoge los fines u objetivos y lleva a cabo los procedimientos para alcanzar esos objetivos. Puede haber presiones externas que atañen al individuo, tales como la influencia o coerción de los padres, de los compañeros o de la pareja conyugal para que se controlen ciertas conductas. Sin embargo, para que se califique como autocontrol, el individuo debe por sí mismo encomendarse a obtener el objetivo y aplicarse él mismo los procedimientos (Cautela, 1969; Goldfried y Merbaum, 1973; Kanfer y PhWips, 1970; Thoresen y Mahoney, 1974).