
Lovaas, Schreibman, koegel y Rehm (1971), entrenaron niños autistas, retardados y normales para responder a estímulos complejos que consistían de elementos auditivos, visuales y táctiles presentados simultáneamente. A la larga, todos los niños aprendieron a dar una respuesta motora simple a la presentación del estímulo complejo, dando la apariencia de que todos habían llegado a controlar la respuesta. No obstante, cuando se presentaron por separado los elementos del estimulo complejo, fue obvio que los niños autistas realmente habían estado respondiendo a uno de los elementos que componen el estimulo. La naturaleza de este elemento varía de un niño a otro, ya que algunos niños responden a la parte visual, otros a la auditiva y otros a la parte táctil del complejo. A diferencia de los autistas, los normales respondieron a los a cada uno de los elementos que componen el estimulo, mientras que los retardados funcionaron entre estos extremos.
Todo aprendizaje supone la presentación de varios estímulos. Un niño con atención sobreexclusiva, sería incapaz de aprender.
Con base a esto se ha supuesto que la atención sobreexclusivao, también llamada, “sobreselectividad de estímulos”, interfiere con la adquisición de reforzadores sociales, aprendizaje del lenguaje, desarrollo del afecto adecuado y establecimiento de la capacidad de responder interpersonalmente.
Así es posible explicar que la mayor parte de las deficiencias características de los niños autistas, brincos, movimientos, sonidos, etc., se deben al no haber desarrollado una forma (apropiada a la edad) de atender a los estímulos complejos del ambiente.
Lovaas, Schreibman, koegel y Rehm. Selective responding by autistic children to multiple sensory input. Journal of Abnormal Psychology, 1971, 77, 211-222 (1971),