La conciencia no es toda la mente y no debe equipararse con la sensación o la percepción; no es una copia de la experiencia, tampoco es necesaria para el aprendizaje y ni siquiera es necesaria para pensar o razonar; su ubicación es arbitraria y funcional. La conciencia subjetiva es análoga a lo que llamamos mundo real. Está constituida con un vocabulario o campo léxico cuyos términos son metáforas o analogías de la conducta en el mundo físico. Su realidad es del mismo orden que el de las matemáticas. Nos permite crear un atajo en el proceso de la conducta y tomar decisiones más adecuadas. Como las matemáticas, es un operador, más que una cosa o un deposito.
Julian Jaynes (1991)